Estamos obligados a forjar nuevos valores y esperanzas para nuestros pueblos

Lunes, Febrero 13, 2023 - 17:43
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Primer Encuentro Internacional de Publicaciones Teóricas de Partidos y Movimientos de Izquierda

Palabras de Rogelio Polanco Fuentes, Miembro del Secretariado del Comité Central del Partido Comunista y Jefe de su Departamento Ideológico, en la inauguración del I Encuentro Internacional de Publicaciones Teóricas de Partidos y Movimientos de Izquierda.

Cro. Roberto Morales Ojeda, miembro del Buró Político y secretario de Organización del Partido Comunista de Cuba;

Abel Prieto Jiménez, presidente de Casa de las Américas, sede de este evento;

Estimados delegados al Primer Encuentro Internacional de Publicaciones Teóricas de Partidos y Movimientos de Izquierda;

Dirigentes del Partido, el Gobierno, las organizaciones de masas y sociales cubanas;

Compañeras y compañeros:

A los líderes políticos, editores, periodistas y activistas sociales presentes hoy en La Habana para este Primer Encuentro Internacional de Publicaciones Teóricas de Partidos y Movimientos de Izquierda, nos convoca la urgencia de las graves circunstancias que afronta la Humanidad.

La presencia de un centenar de delegados, de 68 publicaciones de 36 países evidencia el interés que ha suscitado esta oportunidad de encontrarnos y debatir sobre la necesidad de pensar y actuar de conjunto. Gracias por aceptar esta convocatoria y por su solidaridad militante.

El mundo vive una crisis sistémica estructural: económica, energética, alimentaria, ambiental, social, civilizatoria. Y no se vislumbran respuestas globales, porque el capitalismo no es capaz de estructurarlas, sino que es el causante de su agudización, para lo cual sólo tiene ante sí la exacerbación de conflictos bélicos y la modernización y expansión de sus arsenales cada vez más letales.

Las formas tradicionales de reproducción del sistema capitalista y las reglas de la democracia burguesa se tornan inoperantes: para sostenerse, el sistema las viola mediante la difusión de medias verdades y de mentiras verosímiles, la ejecución de fraudes, la eliminación de gobiernos populares en golpes de estado judiciales o militares, y el encausamiento de los candidatos del pueblo en juicios amañados. La era de la “posverdad” impone el cinismo.

A su vez, el reparto digital del mundo ha acelerado exponencialmente las desigualdades. Plataformas algorítmicas globales se apropian impunemente de la riqueza infinita que representa la descomunal acumulación de datos. Un cambio antropológico se gesta. La propia existencia de la especie humana está hoy más en peligro que nunca antes.

Como un aldabonazo en nuestras conciencias nos lo recuerda el líder histórico de la Revolución Cubana Fidel Castro: la batalla es de ideas, porque necesitamos la verdad; el imperialismo prescinde de ella.

Frente a tan colosales desafíos no debemos prohijar espacios teóricos ensimismados en un saber libresco: la izquierda necesita de la teoría revolucionaria, necesita entender el mundo, no para lucir sus conocimientos, sino para transformarlo. Las publicaciones teóricas de la izquierda son instrumentos para el combate por la justicia social.

Hay que estudiar y participar, enseñar y aprender de los otros, y sobre todo comunicar y comunicar bien nuestras ideas, en una era en que nos asedian lo instantáneo, superficial, banal y la pereza intelectual.

Cultivamos las convicciones y los sentimientos, la razón y la fe en la victoria, porque sin ella no lograremos mover montañas. Nuestras verdades científicas no dependen del prestigio de las revistas que las acogen: se validan en la calle, en el triunfo de la justicia social.

Este Encuentro debe ayudarnos a identificar nuestro objetivo común, a compartir experiencias y saberes, a comprender que aislados no conseguiremos el triunfo.

Por otra parte, si los revolucionarios renunciamos a luchar por un mundo diferente (anticapitalista), y solo reclamamos el efectivo ejercicio de las reglas “democráticas” que el sistema abandona, quedaremos atrapados en sus redes simbólicas. Si abandonamos nuestros símbolos, el sistema se apoderará de ellos, para reciclarnos y vaciarlos de contenido.

Estamos obligados a forjar nuevos valores y esperanzas para nuestros pueblos, frente a la ola derechista y fascista que intenta arrastrarlos hacia egoísmos ancestrales.

Si bien la pandemia de covid-19 evidenció que el egoísmo es un síntoma inequívoco del sistema capitalista, también provocó un estallido espontáneo de solidaridad popular en casi todos los países.

Cuba organizó conscientemente esa solidaridad: hacer que nuestras instituciones trabajaran de conjunto con el fin de salvar vidas. El tesoro científico creado por la Revolución y por el genio de Fidel, la voluntad de nuestros trabajadores de la ciencia y de la salud, la resistencia de todo un pueblo y la perseverancia de la dirección revolucionaria, encabezada por nuestro Presidente, nos salvaron. La creación de vacunas propias, el diseño de respiradores artificiales, y el desarrollo de una campaña de vacunación masiva que incluyó a niños a partir de los 2 años, posibilitaron que finalmente venciéramos la agresividad del virus.

Los pocos recursos que el bloqueo y la parálisis de la economía mundial dejaban al país, se emplearon íntegramente en salvar vidas. Cuba ofreció además un ejemplo inusitado: desde el Sur, desde un país bloqueado, nuestros profesionales de la salud viajaron al Norte para ofrecer sus servicios solidarios. Mientras, las transnacionales farmacéuticas lucraron con sus vacunas y equipos médicos a costa de los países y de los ciudadanos más pobres.

El imperialismo estadounidense aprovechó la oportunidad para incrementar el bloqueo y las medidas coercitivas unilaterales contra países rebeldes, como Cuba, Venezuela, Nicaragua, y otras naciones hermanas. Cual la rodilla del policía sobre el cuello de aquel ciudadano afroamericano detenido que provocó su muerte, así fue sometida Cuba a la asfixia por el Gobierno de Estados Unidos en los momentos más duros de la pandemia. Pero no pudieron ni podrán. Aquí estamos, firmes y rebeldes.

Compañeras y compañeros:

El 8vo. Congreso del Partido Comunista de Cuba estableció como misiones de los revolucionarios cubanos la batalla económica, la lucha por la paz, la unidad y la firmeza ideológica. Las nuevas generaciones que han asumido la conducción de la Revolución junto a la generación histórica se han forjado en los principios que fundamentan nuestra ideología revolucionaria: martiana, marxista, leninista y fidelista.

Enfrentamos una guerra no convencional que intenta quebrar la voluntad humana, fracturar la unidad nacional y mostrar a Cuba como un “estado fallido”. Para la subversión política y la desestabilización, el gobierno de Estados Unidos sigue destinando recursos financieros millonarios en el intento de provocar su anhelado “cambio de régimen”. Pero sus acciones están condenadas al fracaso. Como presagió Fidel, Cuba no será sometida ni por la fuerza ni por la seducción.

Amigos y amigas:

Nuestro Partido les agradece profundamente su presencia en este Encuentro, que esperamos convocar anualmente. Estamos seguros de que sus valiosas contribuciones permitirán elaborar, aprobar e implementar un plan de acción mancomunado y efectivo para nuestras luchas antihegemónicas.

La imagen escogida como identidad visual de la primera edición de este evento, que incorpora el ícono “compartir” (muy familiar en las redes sociales digitales), evoca la fotografía emblemática de uno de los más relevantes fotógrafos de la Revolución, Roberto Salas. La foto original se titula “Primer día”. Fue tomada el 4 de enero de 1961 frente a la Embajada de Estados Unidos en La Habana. En la jornada anterior, el presidente estadounidense Dwight Eisenhower había anunciado la ruptura de relaciones diplomáticas con Cuba. La agresión armada se gestaba. Pero, frente a las acechanzas, un humilde vendedor de periódicos desplegaba la portada del diario Revolución con un desafiante titular: ¡Viva Cuba libre! El rostro de aquel cubano es el símbolo de la rebeldía y el desenfado con que este pueblo ha arrostrado los más complejos momentos de nuestra historia.

Así encaramos hoy los aquí presentes a los adversarios de los pueblos, a los odiadores y propaladores de mentiras, a quienes asimilan acríticamente la colonización cultural que nos impone el imperio.

Que a nuestros ejercicios críticos de reflexión teórica les acompañe siempre la práctica transformadora de la política cotidiana, de la resistencia popular, de la imaginación creativa, partera de los nuevos horizontes emancipatorios de los pueblos.

Muchas gracias.

(Tomado de la página web del PCC)

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