Eterno Comandante Fidel Castro Ruz
El 1ero de enero de 1959 nació, en las narices del imperio, un modelo de nación totalmente soberano y autóctono cuyo fundamento primario era el humanismo, la justicia social y la solidaridad. La digna osadía de desafiar el imperio y materializar los más nobles sueños de generaciones de hijos de esa tierra brava irritó e irrita aun al imperialismo estadounidense que, impotente, decidió ahogar en sufrimientos al pueblo cubano pretendiendo, inútilmente, rendirle.
En los complejos desafío que enfrenta hoy nuestra revolución tiene mucho de que sentirse orgullosa. Una sola mirada a la obra gigantesca en educación. cultura, salud, deporte, a la solidaridad al compartir lo poco que tenemos y hasta nuestras propias vidas la coloca en un ligar muy especial en la historia de la humanidad.
Ese ejemplo inspirador de altruismo, dignidad y resistencia lo quiere desaparecer el imperialismo yanqui por ello recrudece el genocida bloqueo con sus consecuencias.
Llevamos 66 años de gloriosa y creativa lucha. Ninguno de ellos ha sido fácil. Fidel nos enseñó a crear, a adelantarnos en el tiempo, a ser previsores, a no rendirnos, a que no haya imposibles, a ser quijotes revolucionarios, a elevarnos con nuestra historia como pedestal, y no olvidar jamás al acaudalado Céspedes que liberó a sus esclavos, a los bayameses que incendiaron su ciudad antes de que fuera capturada por el enemigo a quienes acompañaron a Maceo en la Protesta de Baraguá, al pueblo que movilizó Martí cuando muchos lo creían imposible y lo lanzó a la lucha por su independencia.
En las actuales circunstancias pensar en Fidel y en la responsabilidad histórica que le cabe a esta isla ante la historia y el mundo, ante los miles de personas a las que ha tendido su mano amiga, a los que se inspiran en Cuba mirándose en ella como un espejo de lucha y resistencia, a los que solidariamente batallan en el mundo por nuestras causas, es un imperativo.
El legado del líder histórico de la Revolución Cubana no podría resumirse en cientos de cuartillas, colecciones de libros o documentales; pues sus discursos, encuentros, artículos y reflexiones calaron en varias generaciones, que aprendieron con él a valorar el orgullo de ser cubanos.
En la despedida de su dimensión física, millones de cubanos gritaron ¡Yo soy Fidel!, y esos millones son los que se empeñan cada día en demostrarlo, con su optimismo, la resistencia ante las dificultades, y la confianza en la victoria.
Por eso, hoy seguimos diciendo:
¡Viva Fidel!!
¡Viva nuestro eterno Comandante en Jefe!
¡Viva La Revolución Cubana!