Profecías en ciernes (I)

Después del golpe al mentón que propinó la covid-19 a la mayoría de los negocios privados en Cuba, Oliesky Fabre Castillo repensó el cauce de su nuevo emprendimiento en el municipio habanero de Plaza de la Revolución. Por un lado, sabía que los alimentos eran cada vez más escasos y, por otro, entendía que cualquier idea debía utilizar recursos a la mano, en un escenario muy adverso. Había que innovar. Él tenía una carta de triunfo: sólida formación en arquitectura del paisaje, relacionada con botánica y diseño en espacios urbanos.
Luego de adentrarse en los conceptos más novedosos de la agricultura sostenible, Oliesky, junto a otros dos colegas arquitectos, pusieron todo el empeño en un proyecto que fue germinando de manera paralela al embate del invisible virus. Pero en el camino siempre aparecen grandes e insorteables obstáculos.
Después de ensayos de prueba y error, en un balcón de cinco metros cuadrados, en el edificio donde vive Oliesky, alcanzó rendimientos envidiables en la producción de microvegetales comestibles con las técnicas de la agricultura en vertical y la hidroponía. Ellos llegaron a tener, en la capital, una decena de clientes, a veces con más de un pedido semanal.
Tras la salida al mercado en noviembre de 2020, Oliesky comenzó a tocar puertas recabando apoyo institucional a su iniciativa. Sin embargo, nada cuajaba. Fue entonces que idearon convertir En Paralelo en un proyecto de desarrollo local. Contactaron con autoridades municipales, “pero los procesos siempre eran lentos, muy lentos”, advierte el arquitecto.
A esas alturas (finales de 2020), él todavía no contaba con una licencia para ejercer como trabajador por cuenta propia y “urgía encontrar un espacio en la ciudad donde aumentar el potencial agroalimentario del municipio, a partir de sistemas locales, soberanos y sostenibles”.
Después de un largo –y peliagudo– parto de la micro, pequeña y mediana empresa (Mipyme) en Cuba, Oliesky presentó su solicitud y clasificó dentro de las primeras autorizadas por el Ministerio de Economía y Planificación (MEP), en septiembre de 2021. En Paralelo comenzó a andar “en papeles” como empresa privada y, a la par, proyecto de desarrollo local. No obstante, el suelo donde aterrizar la inventiva seguía en las nubes.
Luego de varias ofertas, inaccesibles por una u otra razón, le otorgaron un solar yermo, al costado del parque de Zapata y C. “Sin embargo, el terreno no estaba registrado en Planificación Física a nombre de nadie. Esa fue la primera traba. Después de muchas consultas las autoridades locales acordaron adjudicárselo a Servicios Comunales para que nos lo arriende. Desde entonces todas las semanas llamamos… se ha formado el peloteo dentro del municipio, a pesar de que todos están visiblemente a favor del proyecto. De lo contrario, fuera para un año o dos”, advierte.
Sin el contrato de arrendamiento del terreno con Comunales, el banco no aprueba ningún crédito a la Mipyme y el proyecto necesita seis millones de pesos para iniciar sus operaciones. Otra de las vías de acceder al financiamiento es como iniciativa local, mas “el dinero que tenía el municipio para apoyar estos proyectos lo destinó a otras cuestiones importantes. Y se acabó”.
Resulta increíble cómo En Paralelo, un proyecto tan genial y a tono con la Política de Educación Nutricional y Seguridad Alimentaria del país, lo mantengan sentado en el banco de la espera.