Tiempo, clima y energías renovables

Hace casi dos años por estas fechas comentamos acerca del cambio al horario de verano, a la sazón de la cercanía, como es habitual a inicios del mes de marzo, de ese momento para algunos esperado y para otros incómodo. Por ello comenzamos la entrega de esta semana con un recordatorio, ya que el próximo domingo 9 (el segundo del mes de marzo) los relojes deben ser adelantados una hora.
Con el cambio se busca en el verano, momento en que los días tienen una mayor duración en cuanto a horas de sol, que estas sean aprovechadas más en el periodo de la tarde y no temprano en la mañana.
Y precisamente hablando de la luz del Sol entramos en el tema de esta semana, pero no solo de ella, sino también del viento y del agua. Todos son elementos que son aprovechados por el hombre como fuente de energía, una fuente renovable y con un impacto bajo en el medio ambiente. Porque sí, cualquier intervención humana tiene un impacto ambiental, aun tratándose de este tipo de tecnologías más limpias, pero que requieren modificaciones en los paisajes naturales que a su vez influyen en la flora y fauna.
En el día de ayer la Organización Meteorológica Mundial (OMM) publicó un reporte acerca de la importancia del conocimiento del clima y sus variaciones en los esfuerzos mundiales hacia el uso de fuentes renovables de energía. Fue acompañado de un análisis del impacto del comportamiento climático de 2023 en distintas partes del mundo, enfocado sobre las energías solar, eólica e hidráulica. Este ejemplifica perfectamente la tesis de la importancia de la integración de la información meteorológica y climática en el objetivo mundial de lograr para 2030 triplicar la capacidad de las fuentes renovables de energía y duplicar su eficiencia. Sí, Cuba no es el único país que está en ese proceso.
Aunque el viento parece un recurso inagotable tiene variaciones temporales, incluso en lugares en que parece soplar siempre. Los aerogeneradores necesitan una velocidad (fuerza) del viento mínima para generar de manera estable electricidad, la que no se sostiene durante todo el tiempo, hablando en el orden de horas y también de días.
La energía solar tiene una variación normal durante el año debido a factores astronómicos, algo que no es tan evidente en nuestras latitudes, pero que sí limita su uso por periodos prolongados según nos vamos acercando a los polos. También la “interferencia” de la radiación (luz) solar por nubes, polvo, humo y otros contaminantes disminuye la cantidad que llega a los paneles solares y otros medios de captación.
La energía hidráulica, a pesar de ser la menos extendida en Cuba por la carencia de ríos de gran caudal, sí es una fuente primaria en algunas naciones. La caracterización climática del régimen de lluvias permite la planificación anual del uso del recurso agua, ya que estas constituyen la fuente de alimentación de los ríos, directa o indirectamente. La ocurrencia de periodos con lluvias inferiores a los normales puede dar lugar a la disminución de la capacidad de generación de centrales hidroeléctricas y la necesidad del uso de respaldo de otras fuentes. El pronóstico climático es la herramienta, para de antemano, estar preparados para esas eventualidades.
En Cuba todos los planes de inversión en esta esfera han ido acompañados del aporte de la meteorología, desde la fase de planificación hasta la explotación.
Un ejemplo de estos estudios es el Atlas Eólico de Cuba, resultado del trabajo imprescindible previo a la selección de las ubicaciones idóneas para localizar los aerogeneradores, en lugares donde la velocidad media del viento supere la necesaria para que funcionen. El pronóstico meteorológico permite conocer en un plazo más corto los cambios probables en el viento y predecir el comportamiento de la capacidad de generación de esta fuente. En el caso de la energía solar tiene una variación temporal muy alta, ya que un área nubosa (no muy grande) en movimiento, en cuestión de minutos puede reducir la capacidad d generación de un emplazamiento, lo que puede requerir de acciones de ajuste y transferencia de cargas. De igual manera que con la energía eólica, el pronóstico de la nubosidad se hace necesario en la planificación diaria del aporte a la generación de electricidad. Otro tanto ocurre con su contraparte: la demanda de electricidad, que varía notablemente según el comportamiento sobre todo de la temperatura, pero también de la nubosidad,
Súmele a esto que ante la amenaza de fenómenos meteorológicos peligrosos, la alerta temprana permite el resguardo y la protección de medios e instalaciones.
Señala la OMM que los posibles efectos del cambio climático, algunos de los cuales ya estamos viviendo, producirán variaciones en los regímenes de precipitación e incluso de los vientos. El Sol siempre estará, pero un aumento de las temperaturas puede provocar una disminución de la eficiencia de los medios fotovoltaicos, lo que a pequeña escala no sea quizás tan significativo, pero en grandes emplazamientos o países que tengan mayor dependencia de ellos reducirá la capacidad de generación. No menos importante y también mencionado en este reporte, es el aumento futuro de la demanda de electricidad, consecuencia también del cambio climático.
Fuente: Cubadebate